Una entrada anterior ha suscitado cierta polémica sobre si un determinado efecto era clásico o cuántico. Si el uso de la cuántica no era más que un capricho para parecer más guays.
La sensación que me ha dado la discusión, y esto es una apreciación personal, es que hay ciertas reticencias a que la cuántica sea la que marque las normas. No entiendo el porqué. La cuántica ha superado todas las pruebas experimentales durante su siglo (aproximadamente) de existencia. Y aquí deberíamos insistir en que los experimentos se diseñan generalmente para mostrar que la cuántica se equivoca. Y hasta el momento nadie ha conseguido un resultado positivo en este sentido.
Por eso quiero dedicar unas cuantas líneas a aclarar ciertas confusiones que pueden generarse con estos ejemplos experimentales o con las discusiones que se presentan a la luz de los mismos.
La entrada en cuestión: Dime fotón, ¿de dónde vienes?
Y para que conste… A mí los clásicos me encantan.